En aquel lugar está el término de la vida. En aquel sendero está el verdugo esperando afablemente el momento de quitarte la vida. Tú, cual autómata, vas a su encuentro. Te sientas a su diestra y él a tu siniestra. Ruegas tomar una siesta. Él, obediente, coje una daga y la inserta violentamente contra tu corazón.
¿Cuál fue la razón de tu muerte? ¿Eres un ser inerte?. Tu fin ha sido malvado, al igual que tu destino malhadado...
sábado, 13 de junio de 2009
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